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Monsieur Privé en la LXI Edición de "Las Llaves de Oro" celebrada en el Hotel Sofitel Barcelona 5*

La pasada noche del 5 de abril el Hotel Sofitel de Barcelona fue el escenario elegido para celebrar la LVI Edición de Las Llaves de Oro. Un galardón que año tras año premia la excelencia de los conserjes profesionales de los hoteles de lujo de todo el mundo. Un distintivo que desde 1929 se otorga a todos aquellos que a lo largo de su carrera han demostrado estar a la altura de las expectativas y exigencias depositadas en ellos, posicionando el oficio en lo más alto. Como viene siendo habitual, el acto se estructuró en dos partes. La primera, concebida a modo de workshop, se centró en la presentación de todas aquellas empresas que edición tras edición confían en la asociación, patrocinando el encuentro. Firmas de primer nivel como por ejemplo la emblemática joyería estadounidense Tiffany & Co. y la segunda una cena de gala.    

El acto, presidido por Mauro Torres, Delegado de Catalunya, dio comienzo con un emotivo discurso de bienvenida en el que agradeció la asistencia de todos los allí presentes y el apoyo que edición tras edición, brindan las empresas patrocinadoras. Acto seguido, se cedió la palabra a Patrick Torrent, Director Ejecutivo de la Agencia Catalana de Turismo, quien durante su intervención agradeció la labor dantesca llevada a cabo por el gremio, reiterando la importancia de la figura del conserje, sobre todo en los hoteles de lujo, ayudando a construir un una imagen global de turismo de calidad de la ciudad con la que posicionar a Barcelona dentro de las principales capitales del lujo.

Entre los más de 200 invitados pudo verse también a Ramón Lefort, Delegado de Madrid, a Borja Martín, Presidente Nacional y a Luís Miguel Assencao Presidente de la Zona Mediterránea. Tras agasajar a los asistentes con un menú compuesto de Carpaccio de corvina, Ternera glaseada y Flan con nata, amenizados con actuaciones en directo de dos artistas in house de Gatsby Barcelona, se procedió a la imposición de las llaves. En esta ocasión los galardonados de la noche fueron Pau Garuz del Hotel Me Barcelona, Christian Sierra y Santiago Ferández, ambos del Hotel El Palace Barcelona. Con un aplauso al unísono se puso el broche de oro. 

Monsieur Privé en el Bluesman Cinema Bar del Hotel El Palace Barcelona (Del 28/01 al 25/02)

El emblemático Hotel El Palace de Barcelona, históricamente también conocido como El Ritz, construido en 1919 por el célebre arquitecto catalán Eduard Ferrés en el 668 de la céntrica y bulliciosa Gran Vía de las Cortes Catalanas,  completa su oferta de servicios con unas originales sobremesas de cine dominical en “The Bluesman Bar”, un speak easy con cigar lounge privado y actuaciones en directo, situado en la planta baja del establecimiento que cada domingo, hasta el próximo 25 de febrero, abrirá de par en par sus puertas para dar la bienvenida a todos aquellos que quieran disfrutar de una tranquila tarde de cine en un escenario de excepcional singularidad.

Cada sesión dará puntualmente comienzo a las 17:00h. Entre los títulos proyectados, los espectadores han podido disfrutar de clásicos contemporáneos de reconocido prestigio y renombre internacional (En su versión original, subtitulada en español) de la talla “A Star is Born”, “Call me by Your Name” y próximamente “Pride and Prejudice” (11 de Febrero), “Roman Hollidays” (18 de Febrero) o ”The Bridges of Madison Country” (25 de Febrero). Por motivos de aforo, para poder acceder es necesario realizar reserva con un mínimo de 24 horas de antelación. Existen dos tipos  de asientos, en mesa con taburetes altos o en mesa con butacas bajas. Ambas opciones incluyen dos cócteles y dos raciones de palomitas (Servicio para 2 personas).

Monsieur Privé en el Chalet Alpino de la Terraza del Hotel El Palace de Barcelona (Hasta el 28/03)

Tras el éxito y la aceptación cosechados en ediciones anteriores, la terraza del emblemático Hotel El Palace de Barcelona (Antigo Hotel Ritz) reabre nuevamente sus puertas para dar la bienvenida al invierno, reconvertida en un elegante chalet, al más puro estilo alpino, en cuyo interior poder disfrutar de una completa oferta gastronómica inspirada en algunos de los clásicos intemporales más reconocidos y vanagloriados de la gastronomía típica suiza. 

Teniendo en cuenta las restricciones actuales y sin la necesidad de moverse del centro de la ciudad, hasta el próximo 28 de marzo, de viernes a domingo y de 13:00h a 15:30h los amantes del buen queso en todas y cada una de sus más suculentas acepciones, podrán deleitarse con un completo menú, obra del célebre y reconocido chef Daniel Padró que rinde tributo a una de las cocinas más antiguas y completas de Europa.

Para más información: https://www.hotelpalacebarcelona.com/ 

Monsieur Privé en el nuevo Restaurante Winter Garden del exclusivo Hotel El Palace de Barcelona

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Desde hace poco más de un año el chef Marc Mallasén asumió las riendas del Hotel El Palace de Barcelona como asesor gastronómico del mismo. Su genialidad y pasión por la cocina le han llevado a desarrollar un estilo de cocina propio e inconfundible con el que deleitar a los paladares más exigentes. Tras reformar y reversionar la oferta existente, su maestría y excelente saber hacer le han permitido reinterpretar, sin ningún problema, las principales señas de identidad del hotel, bajo los filtros de los códigos de su filosofía.

Prueba de su éxito es el Winter Garden, el restaurante que corona la última planta del edificio y preside la majestuosa terraza de más 1500 metros cuadrados que lo envuelve. Un viaje atrás en el tiempo donde el comensal se sumerge de pleno, viviendo en primera persona, el esplendor y la gloria de una época pretérita, ajena a la cotidianidad de nuestro día a día que en la mayor parte de lo posible, recupera el mobiliario original de principios de siglo y recurre a la vegetación autóctona de la zona para recrear una atmósfera tranquila y elegante.  
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Luminoso y diáfano, el Winter Garden se abre al público como un restaurante de alta cocina con una completa oferta gastronómica que engloba gustos y costumbres de todo tipo de culturas y comunidades, inspirándose en la típica cocina catalana. Un acierto seguro que gusta a partes iguales tanto a niños como a mayores.

Su cálida atmósfera es reforzada por una decoración de época compuesta por un mobiliario de mimbre y bambú que envuelto en suaves manteles de lino y elegantemente decorado con cubiertos y menaje de plata inglesa y una vajilla diseñada por Christian Lacroix para Vista Alegre, invitan al comensal a revivir la magia que desprende el acuñar la más pura acepción del lujo.

Sus paredes y techos, enmarcados por una celosía entramada de madera, configuran un espacio presidido por un impresionante fresco cuyo punto de fuga acentúa la sensación de profundidad del espacio, creando un efecto óptico a modo de trampantojo donde se integra a la perfección la realidad del lugar con la ficción utópica ideal representada. Un juego de espejos enmarcados con pan de oro se encargan de hacer el resto, reflejando el exterior en el interior, haciendo creer al comensal que se encuentra en un punto en suspensión en tierra de nadie.
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Su amplía y variada carta se complementa con un menú ejecutivo de medio día donde se da elegir entre cuatro entrantes, cuatro platos principales y tres postres con copa de vino, agua y café incluidos. La fórmula perfecta para sorprender a nuestros acompañantes un día de cada día sin la necesidad de recurrir a ninguna fecha especial como excusa para celebrar lo bella que es la vida.

Como entrante somos sorprendidos con un ravioli de setas de temporada con crema ligera de parmesano y shimejis confitados. No hay palabras para describir el cúmulo de sensaciones que se abren paso en el paladar tras el primer bocado. Su relleno se deshace sólo en la boca y su intensa salsa de parmesano embriaga nuestros cinco sentidos, potenciando aún más el sabor de la carne que matizan las setas. No dudéis en pedir una ración de pan recién hecho con mantequilla artesanal, incluido en el menú, con el que disfrutar aún más de vuestra experiencia.

De la selección de platos principales elegimos el arroz de rostit con botiffarra, costilla de cordero, mantequilla y parmesano (Una ración más que generosa con la que saciar la más temible de las gulas. De su presentación destaca la armonía de color reinante entre los ingredientes utilizados. Yendo más allá podría recordar a la tierra recién labrada) y la merluza asada con salsa verde, espárragos y huevo duro todo un poema visual donde el color de la esperanza lo cubre todo con su manto dando paso a un nuevo universo de sensaciones.

Siendo incapaz de decidirme tan sólo por uno de los postres, me pedí dos, dando comienzo con el éclair de chocolate con avellana, crumble y crema de helado de chocolate blanco. La esponjosidad del pequeño relámpago es atenuada por una suave y dulce crema de avellana decorada con flor de pensamiento que le otorga un toque de color sensual y voluptuoso. La crema de helado contrasta en yuxtaposición con el crumble dando como resultado un interesante juego de texturas.
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Di la orden de que mi próximo postre fuera servido junto con el té durante la sobremesa. Como segunda opción me decanté por una tarta de crema de limón con merengue, crumble y gel de yuzu. Su presentación, en consonancia con la del éclair, presentaba un paleta cromática similar donde con acierto, otros ingredientes recrean paralelamente los mismos colores.

De la carta de infusiones elegí un poleo menta con hielo, servido en una preciosa taza diseñada por Christian Lacroix para Vista Alegre, poniendo de este modo el broche de oro a una fantástica sobremesa repleta de risas, confidencias y reencuentros inesperados.

Desde Monsieur Privé queremos felicitar a todo el equipo de Marc Mallasén por el maravilloso trato recibido y a él por dejarnos formar parte de su maravilloso universo.  
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Monsieur Privé en la exclusiva Suite Arte del pintor Salvador Dalí del Hotel El Palace de Barcelona

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La figura institucional de un hotel gran lujo de la categoría de El Palace de Barcelona siempre se ha vinculado directamente con el esplendor y la gloría de la ciudad donde abrió sus puertas. Símbolos de poder, progreso y bonanza económica, representan una exitosa fórmula de negocio con la que convertir cualquier destino en un referente del que poder sentirse orgulloso bajo cualquier contexto. Prueba de ello es la confianza ciega que depositan ilustres personalidades cuando se alojan en sus habitaciones de ensueño o dan vida a sus salones.

Casi un siglo de historia da para mucho y pocos hoteles de la Ciudad Condal pueden hacerse eco de haber recibido a algunas de las figuras más emblemáticas de cada época. Fuentes históricas afirman que algunos como llegaron, se fueron y que otros sin embargo, dejaron huella. Uno de los huéspedes más queridos fue el pintor catalán Salvador Dalí, padre del surrealismo y una de los máximos representes de la historia del arte dentro del ámbito de la pintura contemporánea. Cada vez que hacía una reserva se le esperaba con ilusión, ya que con su carácter afable y excéntrico, inundaba de vida el hotel, contagiando a todos con su inagotable alegría. Como premio a su fidelidad, en la planta noble la dirección habilitó una completa suite de más de 150 metros cuadrados, bautizada con su nombre y que durante años pasaría a la posteridad como la presidencial del complejo.   
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Casi a punto de cumplir cien años, nos alojamos en la renovada Suite Arte Salvador Dalí para vivir en primera persona la magia de sentirnos celebrity por un día.

La habitación cuenta con tres accesos que desde los enmoquetados pasillos que enmarcan el perímetro del hotel pasan completamente inadvertidos a ojos de terceros, asegurando de este modo la privacidad del huésped.

Accediendo por la puerta principal se llega a través de un recibidor, que a modo de ante sala, comunica el pasillo con un completo salón comedor, con capacidad para ocho comensales y decorado al más puro estilo clásico con mobiliario original de la época, presidido por un retrato del artista. Del espacio llaman inusitadamente la atención las lámparas art decó en forma de palmera que cuelgan de los techos. Piezas únicas e irreemplazables de incalculable valor que compiten en belleza pero en perfecta armonía con sillones estilo Louis XIV, adamascados dieciochescos, una chimenea de mármol de principios de siglo y cornisas de pan de oro. A la derecha se encuentra una habitación doble de invitados completamente equipada y con baño romano propio. A la izquierda la primera puerta conduce a un pequeño baño de cortesía y la segunda a la majestuosa habitación principal, un onírico espacio donde el tiempo se detiene y la más pura acepción del lujo cobra más fuerza que nunca. Nada más llegar es inevitable no despertar al niño travieso que llevamos dentro dormido, tirándonos a la cama con dosel de madera de caoba que preside la estancia. Acostumbrados y seducidos por la elegancia del ambiente, regresamos al presente con pantallas de plasma camufladas detrás de los espejos que coronan las chimeneas, un sabio ejercicio de buen gusto y excelente saber hacer donde tradición y vanguardia van de la mano ofreciendo todo tipo de comodidades.
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El cuarto de baño data de 1919 y cuenta con una bañera de estilo romano recubierta de pequeñas piezas cerámicas que a modo de mosaico forman figuras geométricas de temática marina, otra bañera tipo jacuzzi y un completo tocador al que se accede desde un gran vestidor que comunica la habitación con el baño y el pasillo.

Cuidando hasta el más pequeño detalle, nada queda al azar, prueba de ello es la selección de amenities de la prestigiosa firma joyera Chopard que complementan la oferta. En una de las mesas auxiliares del salón, nos llama la atención una fotografía enmarcada donde aparece Salvador Dalí junto a dos modelos estiradas en la bañera y cubiertas de un sinfín de piezas de alta joyería. Un testimonio clave de las muchas excentricidades que protagonizó el artista en su suite.

Durante el desayuno nos cuentan que aquello no fue nada comparado con el día que organizó una fiesta sorpresa a su esposa Gala en la que le regaló un caballo blanco disecado a tamaño natural que hizo subir por la escalinata del hotel, tirado por cuatro operarios. Todo un despropósito para la época que quedó reflejado para la posteridad por los numerosos medios de comunicación allí presentes que se hicieron eco de ello.

Llegadas las doce del medio día, cual Cenicienta antes de sonar la última campanada de media noche y romperse el hechizo, nos dirigimos al front desk de la entrada para hacer check out y despedirnos personalmente de todo el equipo, dándoles las gracias por todo.
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